El Refugiado, una de suspenso… social

cartelera el refugiado

En cartelera

Desde que vi el cartel de la bellísima Julieta Díaz en otro estreno conté los días por ir a verlo. Entre medio aproveché para googlear toda la info sobre la obra de Lerman, que en breve estaremos comentando pero verán por su cuenta que es más que interesante. Cuando llego a la boletería del cine un hombre buscando decidir qué ver me pregunta: -¿Vas a ver “El Refugiado” de qué trata? – Yo muy feliz de poder responder porque ya había visto la entrevista a Diego Lerman,  casi textualmente le digo “Es una película de Lerman  sobre violencia doméstica, de género, los protagonistas escapan de un golpeador…” Ni llegué a decir que actuaba Julieta Díaz y el señor algo entrado en años pero no mucho en luces acota:  “Ah no, yo eso no lo veo”. La pobreza del comentario sólo me hizo recordar la riqueza de las palabras  del director en la entrevista:

Tratando de ocultar mi absoluto desprecio por el comentario, que- con perdón de los lectores- podría ser un lector errante de nuestro blog, me fui de la boletería un tanto fastidiada y decidí presentar la película de la siguiente forma:

Redefiniciones…

Hay gente que necesita un apocalipsis, zombies, aliens, epidemias, guerras mundiales, terroristas y dos o tres minitas que estén buenas rescatadas por un metrosexual armado hasta las partes íntimas y subido a una nave espacial para soportar 45 minutos de suspenso y sentir su reencuentro con lo humano. Bueno, “El refugiado” es una película de suspenso un tanto menos fetichista y bastante más humana. Pone en escena el apocalipsis cotidiano de una mujer y su hijo en el momento en que empiezan a escapar de la violencia ejercida por el esposo de Laura (Julieta Díaz) y padre de Martin (Sebastián Molinaro), en otras palabras escapan de la muerte. Este efecto de la fuga y el suspenso que recorre toda la película es un cruce atractivo que explora las posibilidades del drama social.

El enemigo

 El agente patógeno que amenaza a la humanidad, en este caso, es la violencia de género, pero a diferencia de las películas de suspenso tradicionales en las que los superhombres hollywoodenses inventan vacunas mirando una pantalla de la NASA, la protagonista actúa bajo las contradicciones y dificultades que sólo puede entender quien alguna vez vivió de cerca alguna forma de violencia doméstica. La película intenta acercarnos a esta perspectiva centrándose en la experiencia de Martín, quien debe abandonar su casa y a su padre con el enigma que en algún momento de la película logra poner en palabras “¿Si la querés, por qué la lastimás?”

 

En Pantalla

Da gusto ver películas nacionales con este nivel de fotografía, una de las escenas finales de Martín caminando al borde del río es sencillamente, internacionalmente, humanamente, hermosa. La geografía recorre la ciudad en un movimiento de escape: el edificio, la autopista, los hoteles, el tren, el delta…  La elección del Tigre como punto de fuga de la película es también digna  de recordar, allí es donde Lerman vivió un exilio interno con sus padres durante la dictadura. La autobiografía y la anécdota (la violencia de género surge como tópico a partir de una experiencia directa que impresionó a Lerman, según cuenta en la entrevista)  parecen ser los puntos de inflexión entre la vida del autor- con ella la de una sociedad- y la producción cinematográfica.

Otras escenas memorables van a quedar seguro la memoria colectiva ya que uno de los mejores logros de la película es sin duda la actuación, esperadamente buena de Julieta Díaz y sorpresivamente  buena del nene Sebastián Molinaro (y agrego la de la nena con la que juega en el hogar antes de sufrir un nuevo desarraigo).

Si algo quizás habría que tener en cuenta antes de entrar a la sala,  es que es una película de escenas extensas, conviene verla con paciencia y sin apuro, porque lo que se va a ver  es de un suspenso tan  desesperante como cualquier forma de violencia sostenida en el tiempo.

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